viernes, 2 de diciembre de 2011

DURA LEX

El viejo trata de adivinar qué pasa por detrás del foco de 200 que le quema las retinas a pesar de las cataratas mientras reconstruye todo lo que le pasó desde que adivinó las dos camisas verdes entre el gentío de la avenida. Al principio no lo pudo creer, pensó que sería un divague presenil. Cuando lo alcanzaron no pensó resistirse, pero le acomodaron el garrotazo igual. Ahora trata de acomodarse mientras la puerta se abre.
No lo ve nítido. Es apenas una sombra elástica vestida de verde. La voz es limpia y correcta. No debe ser uno de los de la avenida. De todos modos, al viejo se le hace difícil entender lo que le está pasando. El gobierno había difundido que las Brigadas Sanitarias habían sido desactivadas mucho tiempo atrás. Incluso se había decretado el Reseteo Final de todas las computadoras del Ministerio. Permanecieron las leyes, pero ya bajo el nombre de Dogma Saludable.
-¿Por qué estoy acá?- Pregunta.
Ni se imagina la respuesta que está por recibir.
-Por violación al Cuarto Teorema del Dogma Saludable.
-¿Perdón?
-¿Perdón por qué? ¿Por violar el Dogma?
-Eso es imposible. Estoy limpio después de la última…
-Perdón un carajo, si yo te digo que estás por lo que estás vos estás por lo que estás, eso no se discute-.El otro logra controlarse, y la voz vuelve a ser la misma de antes.-El Dogma es infalible y eterno, y el Gobierno también.
-Y el gran reseteo…
-No sé de qué me estás hablando. Tu archivo lleva el número 00001 en la memoria del Ministerio, y hace rato que te estamos buscando.
El viejo finalmente comprende. El Ministerio resetea pero no olvida, y a él no lo iban a perdonar. El de verde es de los nuevos, de los Comandos Preventivos que hasta ahora eran, al menos para él, una leyenda urbana. Se da cuenta también de que el tipo no conoce nada de lo que pasó antes del Gran Reseteo. Se apoya en el respaldo de la silla y empieza su relato:
-Vos no te acordás porque sos muy joven y a esta historia la agarraste empezada o cerca del final. Es como cuando prendés la tele y el partido ya empezó o está por terminar y ya está definido. Sabés más o menos lo que pasó, pero no cómo se llegó a ese resultado. Con esto pasa más o menos lo mismo.
Tal vez fue culpa nuestra porque no lo vimos venir o no nos dimos cuenta o tal vez estábamos como intoxicados y ellos tenían razón. Quién sabe. Lo que sí es seguro es que cuando salió la primera ley no creímos que se llegara a tanto.
La primera ley era la que prohibía la difusión del consumo en la tele y en las calles. Después se eliminó de todas partes.
No nos preocupamos demasiado porque los consumidores no necesitábamos publicidad. Todos conocíamos los efectos, los costos y las bocas de expendio, así que no necesitábamos carteles.
Lo jodido, lo bravo fue cuando salió la segunda ley. Cuando se prohibió el consumo en edificios públicos todos pensamos que era algo razonable y hasta lógico. No supimos ver que era la segunda etapa del avance del “Estado Saludable” sobre las libertades individuales. Esa cuestión inicialmente comunitaria y el hecho de que nuestro hábito fuera esencialmente personal no nos dejó vislumbrar cuál era la estrategia real atrás de todo esto. Ya en esta época empezaron a aparecer las que después serían las primeras víctimas, cuando todo se puso más severo. Vos los podías ver en las veredas o en los balcones o en los baños, tomando a escondidas, eliminando el desecho por la ventana. O en sus casa, alucinados y empezando uno atrás de otro.
Fue en este tiempo también que aparecieron nuestros enemigos más feroces: los militantes seriales y los arrepentidos.
Los arrepentidos habían tenido el hábito y lo habían dejado hacía tiempo, así que se creían con autoridad para contarte lo bien que estaban, cómo se sentían  mejor y lo bien que cogían ahora que estaban en sobriedad. Muchos de ellos después se calzaron la camisa verde.
Los militantes seriales se proclamaban herederos de los setenta y estaban a favor de todo lo que oliera a incienso: los pueblos originarios, el matrimonio igualitario, todas las despenalizaciones posibles y la abolición de los motores a explosión. Al principio nos refugiaron, pero terminaron negándonos y con el tiempo fueron captados subliminalmente por el régimen.
Los arrepentidos terminaron siendo colaboradores concientes. Los militantes seriales no, y cuando se quisieron retobar ya no tuvieron vuelta atrás. Pero esto pasó mucho después de la segunda ley. Creo que tomaron conciencia para la época de la ley de los espacios no intervenidos.
Porque la cosa siguió.
La tercera ley prohibió el consumo en cualquier espacio cerrado, fuera público o privado. La llamamos la ley de los bares. Después del café teníamos que salir a la vereda o aguantar. Los primeros brotes sicóticos aparecieron en comedores y restaurantes. La respuesta oficial fue la creación de las Brigadas Sanitarias Voluntarias que inicialmente contenían a los alienados. La invasión de las veredas por consumidores hizo que se dictara la cuarta ley. Y después la quinta.
La cuarta ley limitaba el consumo a todo espacio no intervenido por la mano del hombre en el territorio nacional. Ahí descubrimos el poder del lenguaje. No podíamos consumir en ninguna parte. El hecho de que una parcela estuviera escriturada entraba en la cuarta norma. Incluso su mención cartográfica.
Mientras los controles fueron más o menos laxos no hubo mayor inconveniente. La íbamos zafando como podíamos. Alguno cayó preso, hubo varios internados. Quizás el hecho de que casi todos fuéramos bastante mansos influyó. El tema fue cuando empezamos a rebelarnos. Alguien proclamó los derechos individuales, otro habló de Constitución y se produjeron los primeros choques con la policía. Cuando cortamos la primera calle fue una masacre. Ese día comenzamos a contar los muertos por la represión institucionalizada por la “Violación a las leyes de Consumos Saludables”, como era llamado ya el conjunto de normativas. Fue por ese tiempo que se empezó a hablar del Dogma No Tóxico.
Pocos días después apareció la quinta ley, la que creaba las Brigadas Sanitarias Oficiales y definía para sus agentes el uso de la camisa verde. Los arrepentidos hacían cola en los ministerios, comisarías y escuelas para anotarse. Los militantes seriales se opusieron al principio, pero cuando les garantizaron inmunidad en sus propios consumos artesanales también pasaron por los centros de ingreso. Sus camisas verdes tenían un brazalete multicolor en la manga derecha.
Los infractores fueron catalogados en tres grupos, y cada uno se merecía un castigo diferente.
Para los iniciales estaban los chips monofunción que se colocaban debajo de la piel conectados a un reservorio de antídoto específico de tóxico y los centros de autoayuda coordinados por un funcionario municipal.
Para los reincidentes se diseñaron los implantes bivalentes que intentaban, además de combatir el consumo, sedar al infractor y así poder llevarlo a los centros de rehabilitación periférica o granjas naturistas, coordinados por grupos de militantes seriales asimilados.
Para los definitivos se crearon las esposas tóxicas y los centros de confinamiento en cinco puntos secretos del territorio nacional.
La sexta ley prohibía la venta de material para consumo, y funcionaba como un anexo de la cuarta ley.
La séptima ley penaba con el fusilamiento el contrabando de material para consumo. Esto llevó a un enfrentamiento diplomático con los países vecinos, sobre todo con Paraguay. Aparecieron garitas por todos lados y se artillaron las fronteras. Cuando queríamos pasar las Brigadas Sanitarias de Frontera nos sometían a análisis de sangre para medir la cantidad de tóxico.
Todos los equipajes y vehículos eran desarmados y revisados. Se rompieron relaciones con todos los países vecinos, hasta que uno a uno se fueron adhiriendo al MercoSalud.
-¿Es verdad que trataron de formar comunidades de consumidores?
-Sí, pero al organizarnos y establecernos en algún lugar pasamos a violar la cuarta ley.
-¿No pensaron en producir ustedes lo que consumían?
-Pensamos, pero ahí nomás salió la octava ley, que autorizaba la plantación de especies no alimenticias exclusivamente a los militantes seriales… Les dieron armas y camiones, nos fueron acorralando y aislando. Nos prohibieron los teléfonos y las computadoras. Las comunidades fueron cayendo de a una. Los más ensañados fueron los rehabilitados. Esos tiraban con furia primero, después con odio y al último con placer.
-¿Y el Grupo de los Veinte?
-Ese fue el último grupo de resistencia. Cruzaron a nado el río en la última frontera descuidada y se trajeron una bolsa impermeable llena de paquetes. Recorrieron el país consumiendo de a uno día a día, hasta que se fueron terminando. En algún lugar de la Patagonia fueron delatados. Los camisas verdes consiguieron la data y fueron eliminando uno a uno hasta que quedaron dos. Después dijeron que se escaparon en un bote a Brasil, o en un avión a Norteamérica, porque nunca los pudieron alcanzar. El Estado Saludable no iba a reconocer ese fracaso. Oficialmente nunca nadie los pudo volver a encontrar.
-¿Es verdad lo de última tenida?
-Sí.
-¿Fue en una cueva?
-No. Fue en una plaza. En la Plaza San Martín. Uno de ellos sostuvo el último mientras el otro vigilaba. Cuando estaban por terminar se escucharon los tiros. El último consumidor pudo esquivar las balas. El anteúltimo no. Nunca se supo quién disparó. Nunca se blanqueó el final, por lo menos oficialmente. La última tenida fue negada hasta hoy. Solamente quien tiró y el último consumidor saben la verdad.
-¿Y vos como sabés que eso pasó así?
-Porque soy el 00001 del archivo del Ministerio.

lunes, 21 de noviembre de 2011

VUELVO A LAS CINCO

Día I
Kramer ha tenido una mañana complicada, de esas que hacen historia. Durmió una mala siesta, solo (nota al pie: la siesta solo es el peor momento de soledad del hombre casado) y antes de volver a su trabajo en el Sanatorio Carrasco de Agudos y Afines pasa por la Plaza del Libertador. Allí descubre, se tienta o se deja seducir por la sombra de un árbol del que, desgraciadamente para las exigencias del lector detallista, desconoce la estirpe, y decide sentarse.
Deja su mochila en el piso, saca un libro y comienza a leer. Antes toma la precaución de apagar el teléfono celular.
Cuando completa una hora de lectura, a las cinco en punto, reconecta todo, se levanta, se sacude las hojas secas y arranca nuevamente.
Esa tarde atiende a todo el mundo con el mejor humor que ha sentido en años. Está sonriente, divertido, diáfano.
Vuelve a su casa y cocina el vacío mechado con panceta, parmesano y verdeo que tanto les gusta a Judas y Nerón, sus hijos. Dice Susana Ingrid Rivas, su compañera, que esa noche Kramer logra niveles de inspiración pocas veces vistos.

Día II
Kramer se baja del auto a las cuatro en punto y cruza la calle. Hoy hace frío y está nublado, pero el tipo no se amilana.
Se sienta nuevamente debajo del árbol pero esta vez coloca un cartel de cartulina plastificada en el que se puede leer, en tipografía Tahoma cuerpo 32 rojo Lucifer sobre fondo verde agua, la siguiente leyenda: “VUELVO A LAS CINCO”, hora a la que nuevamente decide levantar campamento.

Día III
Suena el teléfono de Kramer. Es Goldberg que lo llama preocupado porque la gente que circula por el centro anda comentando alarmada que hay un demente con un cartel que se sienta debajo de un árbol y lee.
-Dicen que sos vos.
-Es verdad.
-¿Y qué hacés?
-Voy, me siento debajo del árbol y vuelvo a las cinco. A veces leo, a veces no.
-¿Y después?
-Vuelvo a las cinco.
-Ah, bueno.
-Buenísimo.
-Listo, nos vemos.
-Chau.

Día IV
Goldberg llega a la plaza cuando Kramer ya se ha sentado. Lo saluda. Kramer, apoyado en la cara sur del árbol, señala el cartel que dice “VUELVO A LAS CINCO”.
Goldberg hace que sí con la cabeza y se acomoda contra la cara norte de la planta.

Día V
Goldberg trae nuevo cartel, más acorde a la situación actual. En tipografía Comic Sans (Goldberg tiene alma de guionista de historietas) cuerpo 36 verde oliva sobre fondo amarillo canario ha escrito “VOLVEMOS A LAS CINCO”.

Día VI
Un señor desconocido de traje gris topo y valija cibernética se afloja la corbata y se sienta sobre la cara este del árbol. Procede a sacarse zapatos y medias y se dedica a jugar con las uñas de sus pies.
A 25 metros, sobre la Avenida de la Independencia, frena un móvil del Canal de Televisión local. Bajan señorita de edad madura y camarógrafo entrado en carnes.
Encaran por la cara este:
-Buenas tardes.
-……
-Somos de Telecanal Ciudad Insaurralde. ¿Podríamos hacer una nota?
El señor de los pies señala el cartel:”VOLVEMOS A LAS CINCO”.
La misma situación se repite en las caras norte y sur. Por el handy de la cronista informan de un accidente en el Acceso Norte a Este Pueblo, como llaman todos a la ciudad, por lo que el móvil emprende rápida marcha hacia ese sitio.
A no desesperar, volverán.

Segunda Semana
Ya son varias las personas que llegan a las cuatro de la tarde a la esquina sureste de la Plaza del Libertador, por lo que el lugar empieza a quedar chico. No arrugan y se arriman al Monumento al General. Al poco tiempo, cada sector tiene su propio grupo, cada uno de ellos con su respectivo cartel que reza “VOLVEMOS A LAS CINCO”.
Los medios de comunicación locales intentan infructuosamente obtener declaraciones.
A las cinco en punto cada uno de los que ya han empezado a ser denominados “Los Cansados”, “Los Post-Siesteros”  o simplemente “Los Pelotudos de la Plaza”, se levanta, se sacude las hojas secas y se va.
Surgen grupos en la Plaza del Fundador y en la del Barrio 17 de Octubre.

Tercera Semana
Todas las Plazas han sido tomadas, de cuatro a cinco de la tarde, por esta gente. Los de la Plaza de San Cayetano han diseñado remeras con la leyenda “VUELVO A LAS CINCO”. Cada integrante elige el diseño y la combinación de colores. En medios oficiales cunde la alarma ante determinadas cifras estadísticas brindadas por la Cámara de Farmacéuticos, que indican un descenso en el consumo de psicofármacos, antiácidos y sobre todo de Viagra. La tasa de suicidios se redujo a la mitad. Los hoteles por horas no dan abasto. La mayor parte de las parejas que concurren a estos establecimientos refieren más de diez años de convivencia. Las relaciones extramatrimoniales decaen de manera sorprendente.
El Estado Municipal duda.
El Obispo tiembla de furia.
La visita del Nuncio Apostólico se acerca. Todo está listo para festejar el Semicentenario de la Diócesis y la Consagración del Sagrario del Santo Sepulcro de Ciudad Insaurralde (Este Pueblo) a la Protección de Nuestra Señora de la Promiscuidad.
Monseñor Tejerina se las agarra con el Lord Mayor y lo amenaza con la excomunión si no toma medidas contra esa banda de indeseables y haraganes que no respetan el mandato bíblico del sudor de la frente, en la plaza donde se va a celebrar el acontecimiento más importante en la historia de Este Pueblo.
El Intendente le explica que su condición de judío hace que tal amenaza carezca totalmente de importancia para él. El prelado sale del castillo Municipal invocando porciones anatómicas y hábitos sexuales de la madre del funcionario.
Quién hubiera esperado tal conducta del Vicario de Cristo.
La respuesta que recibe el portero al sugerirle que se llegue al Parque del Manco, enfrente de la Catedral, a las cuatro de la tarde, es muy poco teológica.
Las autoridades intentan contactar a los líderes del Movimiento (Que no es tal, sería más vale un “Aquietamiento” o algo así), pero estos niegan tal condición. Dicen que todo fue espontáneo y carente de organización, por lo que no puede definirse la figura de Dirigente o similar.
Aparece el primer cartel en la vecina localidad de El límite, del lado de Santa Fe.

Cuarta Semana
El Semicentenario se acerca peligrosamente, sin prisa pero sin pausa.
-La gran fiesta de la fe diocesana no puede llevarse a cabo rodeada por una banda de haraganes que no honran aquello de ganarás el pan con el sudor de tu frente -suda Monseñor Tejerina frente al Comisario Mayor Cardozo-.
-¿Y qué quiere que haga, Monseñor?
-Reprima, restablezca el orden público. Esto no puede seguir así.
-Pero el orden público no está alterado.
-¿Cómo que no? Gente ociosa y que encima parece disfrutarlo… ¿Qué va a decir el Nuncio?
-Mire, Monseñor, a mí me importa lo que diga el Juez Ferrari, y si el Juez Ferrari no dice nada yo no me muevo de acá.
-Señor Juez.
-Monseñor.
-Necesito… No, exijo la orden para despejar plazas y paseos de Ciudad Insaurralde de ese montón de ateos y vagos que no respetan el mandato divino de sufrir para ser mejores…
-Eso es teología Monseñor.
-¿Y?
-Y yo me fundamento en la Ley y en la Constitución. Esas cuestiones, me parece, debería discutirlas con sus fieles. A mí, no me rompan las pelotas.
Buenas tardes, Monseñor.
Cuando el Obispo Tejerina abandona el Edificio de Tribunales ya sabe perfectamente lo que debe hacer.
Necesita Fe, Financiamiento y Factibilidad Técnica. La Sagrada Triple F que terminará con la herejía en Ciudad Insaurralde.

Quinta Semana
El domingo a las 10 de la mañana, en la Misa Central, lanza la Cruzada Purificadora rumbo al Semicentenario. La respuesta de la feligresía es unánime y estruendosa.
Después, recorre todas las carpinterías de Este pueblo. La Factibilidad Técnica depende, por supuesto, del Financiamiento.
-Usted comprende, Monseñor. Por justa que sea la Causa, nadie trabaja gratis.
El Obispo no duda. Se dirige a la sede del “Grupo Auto Reunido de Cerealeros ArgentinoS” para ofrecerles la disponibilidad absoluta e irrestricta del espacio público local. Podrán plantar lo que se les cante en las condiciones que quieran durante los próximos cinco años.
El Presidente y Capataz de la entidad saca una calculadora del cajón superior derecho de su escritorio.
Suma y multiplica, analiza, consulta cotizaciones en Chicago y Rosario.
Llama a dos personas. Los diálogos son breves y concretos.
Después, en un talonario del Banco Nación, firma cinco cheques en blanco y se los estira a su socio:
-Monseñor, compañero de lucha y de causa, ponga el número que necesita.
Se saludan con un severo apretón de manos.
El día se acerca.

Cuaresma
A las doce de la noche del Primer Domingo de Cuaresma la Procesión, encabezada por Monseñor Tejerina, comienza a atravesar los pórticos vidriados de la Catedral con dirección al Parque del Manco. Cada uno de ellos porta en sus manos la Herramienta Redentora provista por Casa Mondino y bendita a la distancia y en teleconferencia por el Papa de Roma.
A las cuatro de la mañana, cuando los últimos fieles abandonan el templo, ya la mitad de los árboles de la plaza han sido talados. Lo mismo sucede en cada iglesia de cada barrio, salvo en San José Carpintero y Mártir. El trabajo sigue en los canteros y en las veredas de la ciudad.
Para las ocho, los talleres funcionan a pleno armando los bancos que llenarán el Playón del Libertador para el Día del Semicentenario. En 72 horas todo está listo.
Las cámaras de Telecanal registran el evento.
Todos esperan que Dios esté feliz.

El Día del Semicentenario
Todo está listo.
A las tres de la tarde, hora de la muerte de Nuestro Señor Jesucristo, comienzan a sonar las campanas de la catedral.
Hace rato ya que los fieles están acomodados en los flamantes asientos de madera.
Bajo un salvaje sol sacrifican su siesta y su bienestar, en homenaje al Nuncio.
El altar reluce, lo mismo que la cruz barnizada que nadie se atrevió a medir, pero que puede ser vista desde todos los rincones de Este Pueblo.
A las cuatro de la tarde el Enviado Vaticano sube al escenario donde está montado el altar.
La emoción rebalsa la plaza.
Todos están tan conmovidos que no ven cómo Kramer se baja del auto con una pala, cava un pocito y saca del baúl lo que dentro de varios años será un frondoso jacarandá. Tampoco notan el cartel de cartulina verde agua en el que está escrito, en tipografía Tahoma cuerpo 32 color Rojo Lucifer, la siguiente frase: “VUELVO A LAS CINCO”.

viernes, 23 de septiembre de 2011

AFORISMO Nº 3

Un adolescente es un ser casi humano con el físico de Pastore, la voz de Mostaza Merlo, la agilidad de Schiavi, la piel de Edward James Olmos (googlealo….) y el olor de la papa del fondo de la bolsa.

martes, 20 de septiembre de 2011

LA CUEVA

Antes de todo antes del tiempo o de la conciencia del tiempo antes del cuerpo o de la conciencia del cuerpo antes incluso de la conciencia de la conciencia estuvo la cueva.
Antes del ser o del estar antes del saberse ser o estar antes incluso de saberse estaba la cueva.
Antes del día y la noche antes de amanecer y después de atardecer antes incluso de saber que la muerte no estaba entre dos puntas estaba la cueva.
Antes del fuego antes del techo antes de la horda antes del grupo antes incluso de la conciencia del grupo estaba la cueva.
Antes del otro o de los otros antes de los demás antes incluso de la conciencia de los demás estaba la cueva.
Antes de saber la calma la cueva era el lugar de la calma y de los otros y del fuego y del techo y del tiempo y del ser y el estar y de la horda y de la comunidad.
Antes de la noche la noche fue mi cueva pero no así.
La cueva sin cuerpo al lado sin piel al lado sin aliento al lado sin horda al lado es antes de la cueva.
La cueva sin no es cueva solo es piedra.

viernes, 16 de septiembre de 2011

EL SEÑOR FERNÁNDEZ Y LAS ZAPATILLAS

Hay un señor en mi barrio que tiene una costumbre muy particular. Este señor, si lo ves, es un señor de lo más normal. Un señor bajito, medio pelado, de mocasines y camisa blanca. Un señor que tiene un nombre de lo más común. El señor de esta historia se llama Fernández, y no le teme a casi nada.
Pues bien, ustedes dirán. ¿Qué es lo divertido o lo interesante o lo extraordinario de un señor bajito de mocasines y camisa blanca que se llama Fernández y que no le teme a casi nada? ¿Hace o dice algo este señor que valga la pena? ¿Es un explorador? ¿Es un pirata? ¿Es un jugador de fútbol?
No señor.
El señor Fernández de mi cuento que no le teme a casi nada tiene una costumbre muy especial, como ya les dije.
Al señor Fernández le encanta rescatar zapatillas perdidas, de esas que quedan en el patio o debajo de la cama o encima de la mesa del comedor o en el baúl del auto. Si el señor Fernández encuentra la zapatilla antes que vos, la carga en una bolsa de arpillera que lleva anudada al hombro derecho. Cuando llena la bolsa, encara para su casa silbando bajito un tango canyengue.
Una vez que llega a su casa el señor Fernández, que no le teme a casi nada, clasifica su tesoro en zapatillas grandes, medianas y pequeñas. A las muy sucias las pone a lavar. A las que son de un color que no le gusta las tiñe. Si hay dos de un mismo par, las separa para devolverlas más tarde a su dueño. Al señor Fernández le gusta llevarse una zapatilla de cada par. Nunca se lleva un par completo y cuando eso pasa, las devuelve en su siguiente excursión por el barrio.
Al señor Fernández le gustan especialmente las zapatillas que se lleva justo antes de que el dueño la encuentre. Para esas tiene un lugar especial.
Ustedes dirán para qué quiere el señor Fernández las zapatillas que se lleva. Pues bien, nadie lo sabe muy bien, así que yo no voy a hablar de más. El señor Fernández, que no le teme a casi nada, es un señor muy calladito y correcto y no habla con nadie en el barrio. Tal vez sea un poco tímido. No creo que sea por maleducado, aunque nunca se sabe.
La única manera de salvar a la zapatilla es que antes que la encuentre el señor Fernández, que no le teme a casi nada, la encuentre tu mamá y grite ¡¡¡¡¡¡Joséeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! o ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Nazaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! CALZATE YA o GUARDEN LAS ZAPATILLAS o A VER SI ORDENAN UN POCOOOOOOOOOOOO… porque a lo único, pero a lo único, a lo uniquísimo  que le tiene miedo el señor Fernández es al reto de una mamá enojada.

viernes, 2 de septiembre de 2011

EVOLUCIÓN DEL GARROTE


Protokramer, el primero de todos, el padre de todos los Kramer que alguna vez fueron, son y/o serán, salió de la cueva cuando el sol se acercaba a su punto más alto. Protorivas, su compañera, la primera, la madre… ,Bueno, asumiendo al prefijo Proto como primero, inicial o primitivo entenderemos que la utilización del mismo en esta historia alude a tal característica del personaje en cuestión y evitaremos fatigar al lector con la explicación de cada uno de ellos. En caso de haber salteado este párrafo, lo cual no redundará en la fácil interpretación del texto, quien así procediera deberá recurrir a la revisión del mismo o a la consulta de diccionarios y/o allegados más doctos en el uso del lenguaje castellano, bello idioma por otra parte.
Retomemos.
Protorivas le ha pedido a Protokramer que salga de la cueva para buscar unas ramas o troncos pequeños para probar la nueva manera de comer la carne de los animales cazados. Dice que primero Protofunes consiguió prender fuego él solito, y que después Protogoldberg puso carne arriba y se la comió y que queda mucho mejor. Protokramer no conoce las habilidades protoculinarias de su vecino de cueva, pero sale igual porque sabe que a Protorivas no le gusta que la contradigan y que se pone como un tigre dientes de sable cuando eso pasa.
En eso está nuestro antepasado cuando es sorprendido por el ataque furibundo de Protorrossi, que se acerca esgrimiendo una roca del tamaño adecuado como para ser sujetada y dirigida hacia la cabeza del oponente de manera tal de causar un daño variable. Protokramer, instintivamente (si cabe otra forma de reaccionar en estos tiempos en los cuales el razonamiento es un producto en pleno desarrollo, todavía en fase de prototipo), toma un palo de los que ha recogido y asesta tremendo mamporro en el extremo cefálico de la humanidad del agresor, dando por tierra con el mismo.
Ante esta situación Protokramer se sienta y considera que el arma del atacante era intrínsecamente más efectiva, pero que el factor distancia actuó a favor de su instrumento por lo que uniendo las dos situaciones, alcance y contundencia, seguramente el efecto mejorará más todavía. Entonces busca una ramita joven y procede a fijar la piedra en el garrote. Ahora se le ocurre que una punta afilada sería más efectiva, y que tal vez una rama más larga y resistente haría que el riesgo de ser herido por el oponente disminuyera prácticamente a la nada. El cero, al no haber aparecido los hindúes o los mayas es aún desconocido.
El hambre y la cercanía del mediodía despiertan la creatividad de Protokramer que se imagina dispositivos para lanzar a lo lejos estas mismas armas, sólo que con un diseño más liviano y ágil. Se le ocurre que incluso se les podría agregar el descubrimiento de Protofunes y así dominar a las tribus del delta, que ya no viven en cavernas y que se hacen sus propias casas.
Ya se imagina su entrada en triunfo a las cuevas, llevado en andas por sus compañeros al regreso de una de esas incursiones y a Protocavanga, la artista de la tribu pintando su historia en una de las paredes de la Cueva Mayor, en homenaje al gran creador del arma capaz de matar a miles con… el… menor… esfuerzo…
En eso está cuando Protorrossi se despierta dolorido, lo saluda y le pregunta si no sabe qué le pasó, que le duele terriblemente la cabeza, si le puede dar una mano por favor.
Protokramer lo ayuda, mientras lo invita a su cueva. Dice que Protogoldberg va a venir y que se van a comer un mamut asado o algo así, que es un invento nuevo. Dicen que es espectacular agrega.

jueves, 1 de septiembre de 2011

COMUNICACIÓN

Arranca Román por la derecha se la pasa a Clemente que corre por el andarivel del norte frena y echa el centro entra Viatri franco al cabezazo Penaaaaaaaaaaaaaaaal para Boca………….
-Se cortó!!!!!!!!!!! Se cortó la concha de su madre me cago en la televisión pública y en Cristina y …
-Cholo…
-Dónde mierda está el control remoto…
-Cholo, hay un plato volador en el patio.
-Tenemos un patio de dos por cuatro, Dalia. Un plato de postre entra ahí.
-En serio, Cholo, hay un plato volador en el patio.
-Crónica cortado, el de la Universidad cortado, canal 9 cortado… Qué mierda le pasa a este aparato? La radio dónde está?
-Se prenden luces en el plato volador Cholo.
-Preguntale si tiene radio.
-Sale como un antenita por una ventana Cholo.
-Preguntale si sabe si Román metió el penal.
-Quiere saber dónde está.
-En la casa del Cholo y la Dalia, en Barrio 17de Octubre, en Este Pueblo.
-Quiere hablar con alguna autoridad dice.
-No hay nadie, decile.
-Vos no me escuchaste, no?
-A dónde está esa radio del orto… El celular, algo…
-Insiste en hablar con nuestro superior dice…
-Que hable con el intendente decile, nosotros ni obra social tenemos…
-Cholo, el plato volador dice que si no ayudamos se va.
-Teléfono de mierda, vos tampoco vas a funcionar?
-Cholo…
-Me voy a la estación de servicio del cruce Dalia, a ver qué pasó con el penal.
-Cholo, dice el plato volador que te vayas al carajo.
-…
Terrrrrrrrrrrminó el partido, 0 a 0. Un encuentro que difícilmente pase a la historia del fútbol nacional…
-Qué me decías Dalia?

jueves, 21 de julio de 2011

NAVIDAD 84

La primera vez que López fue a la casa de Kramer comieron asado, milanesas y guiso.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo miró y no dijo nada. No había confianza.
La segunda vez que se encontraron, ya lejos de Este Pueblo, comieron cabrito.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo volvió a mirar y no dijo nada. La confianza no era suficiente.
La tercera vez que se vieron eran vacaciones y asado. El balcón daba a la sierra.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo miró y dijo por la Navidad del 84.
Así cada vez. En las noches de Este Pueblo. En la sierra.
A la hora del Fernet López levantaba su vaso y decía por la Navidad del 84.
Cada vez Kramer levantaba su vaso y respondía por la Navidad del 84.

Cuando la confianza fue suficiente López levantó su vaso y dijo en la Navidad del 84 éramos mi vieja y mis dos hermanos.
No había más milicos, pero con la democracia no se comía nada che. Si no viste nunca la cara de una madre que no tiene qué poner en la mesa no sabés lo que es la tristeza. Mi vieja esa noche era la cara de la tristeza.
Es áspera la Puna cuando se hace de noche, esa noche y no hay nada.
Kramer miraba en silencio el fondo de su vaso.
López le dio un  trago al vaso y siguió.

A las diez de la noche se escuchaban los cuetes. Ni música. Una puerta cerrada. Timbre. O golpes, ni timbre había. Cómo hizo Guevara para golpear con tremenda pata de cordero en los brazos nunca lo supimos.
Atrás vino Quiroga con una fuente de rusa.
Atrás vino Solanas con una botella de jugo.
Atrás vino Ramonda con una fuente de ensalada de frutas todo durazno y naranja.
A las doce vino Funes con su botella de sidra, su mujer y su hijo y brindamos.
Por la Navidad del 84 dijo Kramer.

lunes, 13 de junio de 2011

OCUPACIONES ALTERNATIVAS

Viernes 3 PM
Teléfono.
-¿Hola?
-Sí, ¿con el…Señor Salomón Antonio Kramer?
-Sí, buenas tardes, ¿con quién tengo el gusto, a esta hora encantadora de la siesta?
-Buenas tardes, habla Antonella de Consultora Comercial del Este para Lácteos La Marcheggiana
-Mire, yo lecho poco y nada, un poquito con el cortado como para apagar el fuego, ¿vio?
-……
-¿Hola?
-Sí, mire, yo lo llamo por una encuesta…
-¿Por qué?
-¿Por qué qué?
-¿Por qué a mí?
-¿Perdón?
-¿Por qué a mí?
-Bueno, usted fue seleccionado entre un grupo de consumidores de alta gama, dentro de una lista de profesionales brindada por los distintos Colegios y Asociaciones de la Provincia de Córdoba…
-¿Entre cuántas personas?
-Alrededor de 200.000
-¿Y buscan una por una?
-No, un Software selecciona de acuerdo a intervalos predeterminados…
-Entonces no me eligió nadie…
-…¿Perdón?
-Y, no, fue el azar…
-No, fue el software.
-Ah…
-¿Puedo seguir?
-¿Con qué?
-Con la encuesta.
-Y bueno, déle…
-¿Nombre?
-¿No lo sabe?
-……
-Usted me llamó.
-……
-Salomón Antonio Kramer.
-¿Edad?
-39
-¿Profesión?
-¿De qué base de datos sacaron los datos, que no figuran esos datos?
-¿Usted es gracioso?
-¿Qué tiene que ver eso con el queso?
-Le pregunto si es chistoso o se hace.
-¿Eso es parte de la encuesta?
-¿Profesión?
-Salvador de vidas humanas.
-……
-Aliviador del dolor ajeno.
-……
-Médico.
-¿Religión?
-¿Qué tiene que ver?
-……
-Digo, si me fuera a vender jamón o chorizo y yo fuera judío o musulmán  póngale, pero con los lácteos sería mejor preguntar por intolerancias alimentarias, digo yo…
-Señor, yo estoy trabajando.
-Y yo estaba durmiendo la siesta.
-¿Religión?
-Ortodoxo Armenio.
-……
-Márquelo como “Otros”.
-Gracias.
-De nada.
-¿Hobby?
-¿Eh?
-¿Hobby?
-¿Pero usted me quiere vender leche o madera balsa?
-¿Hobby?
-¿Usted se refiere a mis ocupaciones alternativas, a lo que llevo a cabo en mis momentos de sano ocio y esparcimiento?
-¿Hobby?
-Esperar el amarillo.
-¿Cómo?
-Esperar el amarillo.
-……
-Cuando el semáforo se pone verde, espero a que se ponga en amarillo mientras cambio la música, prendo un cigarro, me saco los mocos. Cuando cambia el semáforo, paso y dejo el tendal atrás.
…………..
-¿Señorita? ¿Hola?... Qué pena, se cortó.

martes, 31 de mayo de 2011

TESTAMENTO

Cuando quede
Patas pa’rriba
Mirando al norte
Seco duro tieso
No me lloren
No me velen
No me manden flores.
Compren mucha
Cerveza vino Fernet
Y que todos se sirvan hasta caer al suelo.
Que los que
Cantan canten
Y que baile la
Murga hasta que
Se rompan los parches.
Que la dama de
La curva venga
Con las chicas
Del casino y
Que se toquen
Quienes tengan con quién
Y los que no
Que busquen y encuentren.
Que se cuenten historias
Que se pinten
Las paredes
Que se lean poemas.
Los dos últimos
Que brinden por mí,
Hasta el fondo del vaso.

jueves, 21 de abril de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

No consultes
no lo ignores
no preguntes
no te calles
no te enojes
no te resignes
no te cuides 
no te abandones
no te mueras
no te enfermes
no te resistas 
no te dejes
si sos mujer

martes, 22 de marzo de 2011

Aforismo Nª 1

Morite joven y serás un mito.
Morite tarde y serás una leyenda.
No te mueras nunca y serás Cacho Castaña.

Matecito

Salomón Antonio Kramer hace fiaca a la sombra de la parra remolonea mira atardecer.
Susana Ingrid Rivas recuerda que se quedó sin toallitas y se lo grita a Kramer que abandona la parra y recorre todos los comercios de Este pueblo para conseguir protectores por lo que debe salir de nuevo para volver y ajusticiar a Rivas si no fuera por el matecito de las siete.
Salomón Antonio Kramer ha viajado durante ocho horas con cuarenta a la sombra Susana Ingrid Rivas le dice que hoy es el cumpleaños de la tía Sodoma y que no pueden dejar de ir. Salomón Antonio Kramer piensa en ajusticiar a Susana Ingrid Rivas si no fuera por el matecito de las siete.
Salomón Antonio Kramer está internado en terapia intensiva del Sanatorio Carrasco luego de ser atacado por dos niños hambrientos sus hijos que querían leche sabor arándano que vieron en la propaganda de la tele Susana Ingrid Rivas no responde a ninguno de sus teléfonos bípers palomas mensajeras. Salomón Antonio Kramer piensa en ajusticiar a Susana Ingrid Rivas si no fuera por el matecito de las siete.
Salomón Antonio Kramer llega a su casa a las siete de la tarde de un día de mierda besa a sus hijos y a Susana Ingrid Rivas.
Llena la pava busca un libro y prepara el matecito de las siete.

lunes, 21 de marzo de 2011

Hermano

Buscás un nombre
En un pantano,
En un desierto
lleno de gente.
En las calles
Que son
Que fueron
Que no debieron
Haber sido.
Pensás
Creés
Sospechás
Dudás.
Buscás un nombre
Porque buscás
Otros nombres.
Un vientre que fuiste
Y que no es
El que te dicen.
Una entraña
desgarrada
rota
embarrada
pisada
quemada.
Un cuerpo
Que te dio cuerpo
Dos cuerpos
Que fueron
Y que ya no son.
Dos cuerpos
Que no están
Porque alguien
Así lo quiso.
Buscás un nombre
En un pantano
En un desierto
Lleno de gente.

Cachorro

Saliste de la guerra
Bien prolijo
Mucho más
Que tus víctimas
De las que nunca sabremos.

Trece veces
Te dijeron
Para siempre
Trece veces
Te dijimos
Nunca más.

Ojalá
Te ampare
Un dios
Diferente
Al que vos defendiste
Porque a ese
Sí le tememos.

sábado, 19 de marzo de 2011

Y entonces

Y entonces
Fue como si todo empezara.

Y entonces
Fue como un grito tribal
Desgarrando
Las entrañas de la noche.

Y entonces
fue como saber
que nada vendría después
y querer otra cosa,
otro sueño,
otro final.

Dicen los que saben

Dicen los que saben
Pero Alá sabe más
Que todo tiempo pasado
Fue mejor
Más tranquilo
Más calmo
Más previsible.
Que todos sabían
Lo que pasaría
Con sólo mirar
Para afuera.

Dicen los que saben
Pero Alá sabe más
Que antes
Los pibes
Las minas
Los jugadores de fóbal
Los curas
Los dotores
Los poetas
Eran mejores.

Dicen los que saben
Pero Alá sabe más
Que antes
Se sabía
De quién era la culpa
Que siempre
Era de otros.

Dicen los que no saben
Siquiera
Si Alá existe
Que no es así.

viernes, 18 de marzo de 2011

Nadie es nadie

Nadie es nadie
Si lo dejan
Correr en bolas
Por la plaza
Si eso es lo
Que quiere.
Nadie es nadie
Si lo dejan
Amar a quien quiera
Sin importar
Cuánto pelo.
Nadie es nadie
Si se puede
Ser otro,
O uno mismo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Duelo

El tipo encara, resuelto, desafiante.
El enemigo espera, sereno.
El tipo gesticula, ruge, se desgañita.
El enemigo susurra, tranquilo.
El tipo ataca, atropella.
El enemigo lo mide y lo arrebata, lo arrolla y lo deja revolcado en la arena llorando de impotencia, de rabia, tal vez de dolor.
El enemigo es el océano, y tiene una paciencia de milenios.
El tipo es José, cuatro recién cumplidos.
Acaba de descubrir las causas perdidas.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Canción de cuna

Dormite chabón
Que quiero ver a la paz
Reposar en tus ojos cerrados.
Dormite chabón
Que quiero mirarte
Y verte respirar
Cada vez.
Dormite chabón
Que quiero saber
Que cuidar tu sueño
No deja otra frontera.
Dormite chabón
Y soñá lo que mañana serás.

martes, 15 de marzo de 2011

Irina

Irina es un ser inerte, aunque suene cacofónico.
Sale de su casa todos los días a las dos menos cuarto de la tarde y encara para el Instituto Provincial de Salud Juan Antonio Insaurralde que está exactamente al lado del Carrasco, célebre geriátrico local. Una vez allí, se calza el ambo verde que identifica a las celadoras del lugar y los zuecos de plástico y pone la pava de lata al fuego. La misma pava de lata de hace quince años, en el mismo anafe ya oscuro por el fuego del gas de la garrafa. Después, escucha las mismas historias de los pacientes que deberá atender durante las próximas ocho horas. Irina sabe que no es así, pero para ella el viejo que se cagó en la siete está allí desde hace diez años y todavía no tuvo la decencia de morirse.
Después controla temperaturapresiónfrecuenciacardíaca de cada uno, y las anota en cada hoja de cada carpeta.
Irina tiene extrañas fobias. Teme con fervor traspasar umbrales. Esto le viene de chiquita, cuando acompañaba a su viejo, portero de la Escuela Márquez, institución señera en la educación de nivel inicial del glorioso Pueblo Insaurralde, que diera entre sus figuras más notables al doctor Ovidio Godoy.
A las diez de la noche Irina cuenta que la guardia transcurrió sin novedades y  que el viejo de la siete sigue exactamente igual, tal cual está hace diez años. Sus compañeras la miran extrañadas, pero ninguna arriesga comentario alguno. Tal vez una sonrisa disimulada, un gesto de desdén, pero nada más.
Irina se cambia, se saca el ambo verde y los zuecos y se va para su casa. Llega a las diez y media. Se prepara un té con galletas de arroz con sal marina. Desde la pieza llega el ronquido de su marido, contundente, violento. El mismo traqueteo de hace veinte años, persistente e ininterrumpido.
Irina se despierta a las ocho. La casa está silenciosa. Pasa al baño, se lava y se peina. Sale de su casa. Llega a la peluquería. Pide rojo bermellón. ¿Seguro Irina? Rojo bermellón dije. La mini te hace lindas piernas. Gracias.
Sale de la peluquería. Se manda al CineCasino local. Se revienta los ahorros de la familia, que ha tenido la precaución de retirar por ventanilla en la Sucursal local del Banco Nación, cajero Goldberg como siempre. ¿Todo Irina? Todo Daniel.
A las dos menos cuarto encara para el Instituto Provincial de Salud Juan Antonio Insaurralde que está exactamente al lado del Carrasco, célebre geriátrico local. Una vez allí, se calza el ambo verde que identifica a las celadoras del lugar y los zuecos de plástico y pone la pava de lata al fuego. La misma pava de lata de hace quince años, en el mismo anafe ya oscuro por el fuego del gas de la garrafa. Después, escucha las mismas historias de los pacientes que deberá atender durante las próximas ocho horas. Irina sabe que no es así, pero para ella el viejo que se cagó en la siete está allí desde hace diez años y todavía no tuvo la decencia de morirse.
Después controla temperaturapresiónfrecuenciacardíaca de cada uno, y las anota en cada hoja de cada carpeta.
Entonces saca de su bolso un paquete de cigarros negros, un disco de cumbia y una botella de tequila, que abre con los dientes y al grito de que se arme la joda canejo desencadena una parranda como no se había conocido en el nosocomio, que termina con un estríp total parada en el escritorio del Jefe Supremo.
La Policía se la llevó acusada de escándalo, exhibición obscena y homicidio agravado por el vínculo del señor de la siete. Cuando la ficharon, se declaró viuda.

Receta

Él la amaba loco perdido no comía no dormía no nada. Le rezó a cuanto dios conocía y nada. Probó miles de gualichos sin resultado aparente. Sufrió lloró y maldijo en cuanto idioma dialecto o jerigonza descubrió y ella no escuchó.
La dama de la curva lo vio tan atribulado que le regaló la solución escrita atrás de un boleto de peaje y le aseguró que con esa receta la iba a tener en la palma de la mano.
Él juntó cada ingrediente en tiempo y forma lo preparó y lo cocinó como decía el papel. Tomó con su mano izquierda un puñado de ese barro y lo sopló.
La vio aparecer crecer mirarlo y alejarse hacia el norte.

Compañera

Cuando el tiempo
Sea otro
Vendrás
Y será tu voz
El remanso.

Serán tus manos
De tejedora
Las que acunen
Al cuerpo
que no quiere más.

Será tu decir
De contadora
El que acompañe
El sueño.

Será tu cuerpo
De madre
El que detenga
Al tiempo
Que será otro.

Cuando me vaya

Cuando me vaya
No quiero
Paredes sin ventanas
Ni tubos
Ni cables
Ni alarmas
Ni caños
Ni camas anatómicas
Ni colchones de aire
Ni gente de azul
O de verde a la vuelta
Ni puertas
Con comando a distancia.

Cuando me vaya
Quiero mis paredes
Mi cama
Mi parque
Mi música
Mis compañeros
De marcha
Y que estés ahí
O que me esperes
Del otro lado
Si es que lo hay.

lunes, 14 de marzo de 2011

El ratón intelectual y el león revisionista. Antifábula

El león dominante prepotente macho alfa dormita los restos de su siesta otoñal en la sabana los leones no viven en la selva chicos cuando al darse vuelta divisa ratón gris que lo mira con poco disimulada sorna.
El león dominante gira sobre su espalda y atrapa al ratón gris que pierde un poco de su suficiencia para reponerse inmediatamente y comenzar a hablar.
Detente oh rey de la sabana ya que no de la selva.
¿Perdón?
No me devores ya que yo sería triste aperitivo para tan egregia persona.
Jamás podría yo satisfacer vuestra hambre.
Además, su aperitivo podría atentar contra las letras universales.
Me interesa dice el león dominante.
Esopo Samaniego Quiroga.
Seguí.
No, Seguí era pintor.
No te hagas el vivo.
Glup.
Dale dice león dominante.
Las fábulas están llenas de ejemplos en los cuales seres menores salvan la vida o el bienestar de aquellos aparentemente superiores sacando las espinas de las patas de leones o rescatando a furiosos tigres de traicioneras redes. Vos…
Usted.
Usted podría deberme su vida o su bienestar en un futuro más o menos cercano.
¿No me va a decir nada?
León dominante comienza a masticar mientras piensa joder con los intelectuales.