martes, 15 de marzo de 2011

Receta

Él la amaba loco perdido no comía no dormía no nada. Le rezó a cuanto dios conocía y nada. Probó miles de gualichos sin resultado aparente. Sufrió lloró y maldijo en cuanto idioma dialecto o jerigonza descubrió y ella no escuchó.
La dama de la curva lo vio tan atribulado que le regaló la solución escrita atrás de un boleto de peaje y le aseguró que con esa receta la iba a tener en la palma de la mano.
Él juntó cada ingrediente en tiempo y forma lo preparó y lo cocinó como decía el papel. Tomó con su mano izquierda un puñado de ese barro y lo sopló.
La vio aparecer crecer mirarlo y alejarse hacia el norte.

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