jueves, 7 de julio de 2016

Como José

Hoy quiero ser como José, cuando decide que lo real es solamente lo que sale del lápiz que tiene en su mano derecha, y resolver en un trazo que el tiempo no es más que una fantasía de un viejo alemán con los pelos parados que nunca existió, porque es un dibujo de José.
Hoy quiero vivir en la fantasía de que solamente hayan sido los momentos que yo quiero que hayan sido. Los nacimientos, los mares, los ríos, las noches. Mi vieja enseñándome a leer, mi viejo contando una historia, la complicidad con  mi hermano. La Tata sacando un sabor de sus manos sabias. La tarde de 1989 en que supe quién iba a ser. El día de la última materia, el abrazo interminable con los otros abrazos y un diciembre eterno de 1995.
La primera cabeza asomando, el primer cuchillo hendiendo la primera piel. La primera noche heroica, la primera noche de sudor. Tu cara bajando del tren, una noche fría cerca del río. Juan entregando tu mano un mediodía de locro y humitas en una feria remota. Cada batalla que nos puso en este lado del mundo. Naza enroscado en su cordón. Naza enroscado en sus dudas. José y su llegada en una tarde de furia y sangre. José en su furia de artista. Juan en sus noches eternas. Juan en su regreso de plenitud a su andar.
Hoy quiero acordarme de los sabores, de los olores, de los tactos, de las canciones. De la textura del maíz, del espesor del trigo, de la harina sobre todo. De la papa y la masa y la carne y las frutas.
Hoy quiero acordarme de una ciudad al frente de otro país, de una infancia con río y caballos.

Hoy quiero ser como José, y dibujar el mundo como yo quiero que sea. 

viernes, 15 de enero de 2016

LA PACIENCIA SE ACABÓ

Vivimos en un sistema democrático en el cual podemos, cada dos años y mediante el voto, modificar la realidad política de nuestro país. Tuvimos que pagar una alto precio para llegar hasta acá, muchos quedaron en la memoria, mucha sangre se derramó, para usar una frase que ya es de todos.
Vivimos en un sistema democrático en el cual, de a poco y por las piedras, pudimos ver cómo gracias a la lucha de muchos, se fueron consagrando derechos fundamentales para las mayorías y, especialmente, para las minorías. Un camino que se inició hace ya treinta años con la sanción de la Ley de Divorcio, que pasó por los Derechos de los Niños y los Adolescentes para llegar finalmente, en estos últimos 13 años a la sanción de leyes que igualan derechos fundamentales para quienes estaban excluídos del sistema por ser pobres, por ser mujeres, por vivir su sexualidad de la forma que ellos y ellas hubieran elegido. Fue en este marco de consagración de derechos que se crearon los Programas de Salud Sexual y Reproductiva y de Educación Sexual Integral, los cuales estaban dirigidos a garantizar la Salud Sexual de aquellos más vulnerables, de aquellos que no tenían acceso a los métodos anticonceptivos o a la educación sexual o a la atención de sus intereses al respecto. Alguien dijo alguna vez que la salud no es para los secos. Estas leyes y estos programas venían a refutar esta afirmación con claridad, simpleza y hasta poesía. Basta con leer el texto, de una tremenda claridad conceptual y que no deja resquicios para interpretaciones torcidas o controversiales. La ley que permitía el acceso gratuito y universal a la Ligadura de Trompas/Vasectomía completó este cuadro. Cada uno de nosotros tenía la capacidad legal de decidir acerca de su vida sexual y reproductiva, capacidad garantizada por el Estado desde la educación primaria ya que no sólo de anticonceptivos venía la cuestión.
Hasta ahora.
Hace pocos días se publicó en el Boletín Oficial de la Nación un decreto rubricado por el Gerente General de la República, Ingeniero Mauricio Macri, en el cual se define la estructura del Ministerio de Salud de la Nación. En dicho decreto no se menciona al Programa de Salud Sexual y Reproductiva. No se lo nombra. No se habla de él. Se lo deroga por simple omisión lo cual representa toda una definición ideológica. Se condena a millones de personas a no recibir educación sexual, se bloquea el acceso a los métodos anticonceptivos, se castiga la sexualidad de los más pobres. Se interviene sobre los cuerpos de los más vulnerables de la peor manera posible: eliminando su autonomía, aniquilando su capacidad de decisión. En un país en el que algunos de los problemas a resolver en cuanto a Salud Sexual incluyen el embarazo adolescente, la mortalidad por complicaciones de abortos clandestinos y las enfermedades de transmisión sexual el Directorio a cargo del país nos deja sin herramientas, enfrentando a tanques de guerra con palos de escoba.
Este tipo de decisiones definen qué tipo de gobierno tenemos, por más que el CEO Macri diga que vino a desideologizar la región. Para quienes pregonan la política zen, para quienes sugerían esperar para ver qué pasaba llegan estos momentos, estas determinaciones. Acá no hay posibles ñoquis ni números a los que hacer decir lo que uno quiere. Acá no hay interpretaciones posibles. Acá una invasión brutal a la autonomía de las personas, al respeto de su capacidad para decidir sobre su vida, sobre su cuerpo, sobre su goce. Si los ideólogos de esto son tipos siniestros y retrógrados como Abel Albino, eso no lo podemos asegurar, pero todo hace pensar que así podría ser.
Quienes persistan en su defensa de esta administración (en el sentido estrictamente consorcial del término) me encontrarán siempre en la vereda opuesta, cada vez con mayor convicción.

Frente a estas realidades no hay neutralidades posibles.