jueves, 21 de julio de 2011

NAVIDAD 84

La primera vez que López fue a la casa de Kramer comieron asado, milanesas y guiso.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo miró y no dijo nada. No había confianza.
La segunda vez que se encontraron, ya lejos de Este Pueblo, comieron cabrito.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo volvió a mirar y no dijo nada. La confianza no era suficiente.
La tercera vez que se vieron eran vacaciones y asado. El balcón daba a la sierra.
A la hora del Fernet López levantó su vaso y dijo por la Navidad del 84.
Kramer lo miró y dijo por la Navidad del 84.
Así cada vez. En las noches de Este Pueblo. En la sierra.
A la hora del Fernet López levantaba su vaso y decía por la Navidad del 84.
Cada vez Kramer levantaba su vaso y respondía por la Navidad del 84.

Cuando la confianza fue suficiente López levantó su vaso y dijo en la Navidad del 84 éramos mi vieja y mis dos hermanos.
No había más milicos, pero con la democracia no se comía nada che. Si no viste nunca la cara de una madre que no tiene qué poner en la mesa no sabés lo que es la tristeza. Mi vieja esa noche era la cara de la tristeza.
Es áspera la Puna cuando se hace de noche, esa noche y no hay nada.
Kramer miraba en silencio el fondo de su vaso.
López le dio un  trago al vaso y siguió.

A las diez de la noche se escuchaban los cuetes. Ni música. Una puerta cerrada. Timbre. O golpes, ni timbre había. Cómo hizo Guevara para golpear con tremenda pata de cordero en los brazos nunca lo supimos.
Atrás vino Quiroga con una fuente de rusa.
Atrás vino Solanas con una botella de jugo.
Atrás vino Ramonda con una fuente de ensalada de frutas todo durazno y naranja.
A las doce vino Funes con su botella de sidra, su mujer y su hijo y brindamos.
Por la Navidad del 84 dijo Kramer.

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