Tomalo
como de quién viene es una frase que me ha tocado escuchar con cierta
frecuencia en estos dos últimos días, en referencia a los tremendos comentarios
rebuznados por Chiche Duhalde, ex senadora de la Nación en representación de
la Provincia
de Buenos Aires y esposa de quien fuera el último presidente de facto, Eduardo
Duhalde, de siniestra memoria.
Tomalo
como de quién viene se dice, en un intento de desmerecer a una persona que no
necesita tal esfuerzo. Se arregla solita para demostrar cuál es el andamiaje
que sostiene sus terribles afirmaciones.
Algunos
incluso han referido la cuestión del propio género como un agravante, como si
esto fuera necesario. Quien tales cosas afirma es un ser despreciable sea
hombre o mujer. O eso me parece a mí.
Y
entonces, una vez puestos en situación, entramos a mirar para todos lados y
encontramos que este tipo de afirmaciones se unen indefectiblemente a hechos y
decires muy recientes. Se empieza por decir burradas para desmerecer a una
presidenta y se termina por embarrar otras historias de lucha y militancia.
Así,
se denigra la historia de Susana Trimarco, cuando además se descubren
intendentes en prostíbulos, que justifican la existencia da tales antros porque
“contienen a los jóvenes o brindan soporte espiritual a los camioneros”. En un
país en el cual es delito la trata de personas por una ley promovida por la
misma presidenta a quien se cuestiona. Una ley que debería llevar el nombre de
Susana Trimarco, a quien nunca se le hará la justicia suficiente.
Así,
se denigra la lucha de Estela, Hebe, Taty y todas las Madres y Abuelas que
fueron la más espléndida resistencia a la última dictadura. Una resistencia
expresada a través de lo único que tenían y lo único que podían perder, el
cuerpo en la Plaza.
Así,
se denigra la historia de Margarita Barrientos, de Graciela Magario, de las
Mujeres Emprendedoras de la
Puna.
Así
corremos el riesgo de que se siga naturalizando la violencia de género que
termina con la vida de una mujer cada día en nuestro país. Alguien que es
inferior, que está sometida al proyecto de alguien, merece ser descartada
cuando no es funcional a ese proyecto. Mientras Ángeles sea una noticia y no
una oportunidad de discutir las cuestiones de fondo Chiche Duhalde y quienes
piensan como ella habrán ganado la batalla.
Así
corremos el riesgo de que siga naturalizado el hecho de que muera una mujer
cada dos días en nuestro país a consecuencia de complicaciones de abortos
clandestinos.
Así
corremos el riesgo de que las mujeres no accedan a la planificación familiar
que les corresponde por ley porque un médico no quiere brindar tales beneficios
o porque el sistema muchas veces se encarga de ofrecer trabas por burocracia o
por ignorancia o por fallas en sus efectores.
Mientras
las mujeres vean dificultado el acceso a las posiciones de poder y decisión,
mientras no sean adecuadamente remuneradas, mientras no se reconozcan sus
derechos laborales Chiche Duhalde habrá ganado la batalla.
Tomalo
como de quién viene.
Por
supuesto.
Por
eso es que estas aberraciones no pueden dejarse pasar.
Y sobre
todo porque estas aberraciones no vienen solamente de un tiempo que creíamos o
que queríamos saber superado. Estas declaraciones vienen de esta época, aunque
nos cueste aceptarlo.