lunes, 22 de julio de 2013

ESPECIALISTAS

Kramer camina.
Kramer piensa.
Kramer piensa mientras camina.
El clínico le dijo que haga actividad física. Y le dio unas pastillas para los triglicéridos. Y nuevos análisis.
Kramer piensa que antes se decía gimnasia. O deporte. O algo así.
Ahora no.
Ahora se dice actividad física.
El sadismo de los facultativos no tiene límites piensa Kramer. El sadismo de sus colegas no tiene límites. Kramer evalúa entonces sus propias recomendaciones.
El clínico le indicó actividad física. El cardiólogo le recomendó actividad física. Nadie recomienda intensificar la actividad mental.
Leer.
Música.
Cine.
No. Actividad física. ¿Sexo? No, actividad física aeróbica. Joder.
La actividad física le produjo un dolor en el pie. El traumatólogo le preguntó si le dolía la cabeza del quinto.
Kramer lo miró y le dijo que el especialista era él. Que para Kramer quinto era el que sigue al cuarto embarazo.
La cabeza del quinto, acá. ¿Acá duele?
Sí dice Kramer, pero con más sufrimiento que el que permite describir la simple gramática castellana.
Vamos a rayos dice el O y T (ortopedia y traumatología le dicen ahora) Tenés una entesitis.
Kramer no sabe si alegrarse más por la ausencia de fractura o por haber aprendido una palabra nueva.
Frená un poco con la actividad física le dice el artesano médico.
Y es ahí, en ese momento, cuando Kramer se da cuenta de que ya está mayor. Ahí advierte que ha dejado de ser la gran esperanza blanca de la Salud en Ciudad Insaurralde. Ahí entiende que ya no es un joven audaz sino que ya forma parte de los viejitos copados, o que por lo menos le gustaría serlo.
Porque cuando sos chico te atiende un solo médico, el pediatra.
La adolescencia es territorio de la consulta aleatoria e informal sobre todo cuando uno es, como Kramer, médico en segunda generación.
Más tarde se consulta en calidad de acompañante de la pareja (consulta parteril) o para resolver edipos y otros complejos.
Hasta ahora, los tratamientos no son tales. Se toma una pastillita o un jarabe que resuelve por sí solo el problema.
Pero ahora no.
Ya no.
Ahora la consulta lleva a la derivación que lleva a hacerse estudios que llevan a tomar remedios que llevan a nuevos estudios de control.
Todo esto para que, finalmente, y como certificado de caducidad inminente, dos especialistas recomienden, casi al unísono, conductas opuestas.

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