Kramer camina.
Kramer piensa.
Kramer piensa mientras
camina.
El clínico le dijo que haga
actividad física. Y le dio unas pastillas para los triglicéridos. Y nuevos
análisis.
Kramer piensa que antes se
decía gimnasia. O deporte. O algo así.
Ahora no.
Ahora se dice actividad
física.
El sadismo de los
facultativos no tiene límites piensa Kramer. El sadismo de sus colegas no tiene
límites. Kramer evalúa entonces sus propias recomendaciones.
El clínico le indicó
actividad física. El cardiólogo le recomendó actividad física. Nadie recomienda
intensificar la actividad mental.
Leer.
Música.
Cine.
No. Actividad física.
¿Sexo? No, actividad física aeróbica. Joder.
La actividad física le
produjo un dolor en el pie. El traumatólogo le preguntó si le dolía la cabeza
del quinto.
Kramer lo miró y le dijo
que el especialista era él. Que para Kramer quinto era el que sigue al cuarto
embarazo.
La cabeza del quinto, acá.
¿Acá duele?
Sí dice Kramer, pero con
más sufrimiento que el que permite describir la simple gramática castellana.
Vamos a rayos dice el O y T
(ortopedia y traumatología le dicen ahora) Tenés una entesitis.
Kramer no sabe si alegrarse
más por la ausencia de fractura o por haber aprendido una palabra nueva.
Frená un poco con la
actividad física le dice el artesano médico.
Y es ahí, en ese momento,
cuando Kramer se da cuenta de que ya está mayor. Ahí advierte que ha dejado de
ser la gran esperanza blanca de la
Salud en Ciudad Insaurralde. Ahí entiende que ya no es un
joven audaz sino que ya forma parte de los viejitos copados, o que por lo menos
le gustaría serlo.
Porque cuando sos chico te
atiende un solo médico, el pediatra.
La adolescencia es
territorio de la consulta aleatoria e informal sobre todo cuando uno es, como
Kramer, médico en segunda generación.
Más tarde se consulta en
calidad de acompañante de la pareja (consulta parteril) o para resolver edipos
y otros complejos.
Hasta ahora, los
tratamientos no son tales. Se toma una pastillita o un jarabe que resuelve por
sí solo el problema.
Pero ahora no.
Ya no.
Ahora la consulta lleva a
la derivación que lleva a hacerse estudios que llevan a tomar remedios que
llevan a nuevos estudios de control.
Todo esto
para que, finalmente, y como certificado de caducidad inminente, dos
especialistas recomienden, casi al unísono, conductas opuestas.
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