Hoy quiero ser como José, cuando decide que lo real es
solamente lo que sale del lápiz que tiene en su mano derecha, y resolver en un
trazo que el tiempo no es más que una fantasía de un viejo alemán con los pelos
parados que nunca existió, porque es un dibujo de José.
Hoy quiero vivir en la fantasía de que solamente hayan sido
los momentos que yo quiero que hayan sido. Los nacimientos, los mares, los
ríos, las noches. Mi vieja enseñándome a leer, mi viejo contando una historia,
la complicidad con mi hermano. La Tata
sacando un sabor de sus manos sabias. La tarde de 1989 en que supe quién iba a
ser. El día de la última materia, el abrazo interminable con los otros abrazos
y un diciembre eterno de 1995.
La primera cabeza asomando, el primer cuchillo hendiendo la
primera piel. La primera noche heroica, la primera noche de sudor. Tu cara
bajando del tren, una noche fría cerca del río. Juan entregando tu mano un
mediodía de locro y humitas en una feria remota. Cada batalla que nos puso en
este lado del mundo. Naza enroscado en su cordón. Naza enroscado en sus dudas.
José y su llegada en una tarde de furia y sangre. José en su furia de artista.
Juan en sus noches eternas. Juan en su regreso de plenitud a su andar.
Hoy quiero acordarme de los sabores, de los olores, de los
tactos, de las canciones. De la textura del maíz, del espesor del trigo, de la
harina sobre todo. De la papa y la masa y la carne y las frutas.
Hoy quiero acordarme de una ciudad al frente de otro país,
de una infancia con río y caballos.
Hoy quiero ser como José, y dibujar el mundo como yo quiero
que sea.
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