martes, 9 de abril de 2013

NUMEROLOGÍA


Hay números y números. No voy a descubrir nada. Los números mandan o, como mínimo, determinan.
Ahora bien y acá viene mi pregunta.
¿Por qué los números redondos son los que son?
¿Por qué el 5 o el 10?
Tomemos el caso del 10.
No es un número primo.
No es un número cabalístico (creo).
Uno y trino es Dios, que al principio era el verbo que flotaba sobre la nada.
Seis días le llevó al tal Dios crear el mundo, y al séptimo descansó.
Uno fue el primer hombre, una la primera mujer. Uno fue el hijo de Dios.
Padre hijo y espíritu santo, tres.
Al tercer día resucitó.
Doce apóstoles.
Uno traicionó, once. Buscaron otro.
Cuatro evangelios.
Cuatro jinetes del Apocalipsis.
Siete pecados capitales.
Diez mandamientos. Sólo acá aparece el dichoso número.
En los tiempos modernos, el diez se hace cuasi omnipresente. Yo creo que a partir del momento en el que a los franceses se les ocurrió el sistema decimal más que nada para joder a los ingleses y norteamericanos.
Y entonces fue muy bien diez felicitado.
Son de diez.
El top ten.
Las diez canciones románticas de todos los tiempos.
Los diez libros que te llevarías a una isla desierta.
Diez cosas que no deberías decirle a una chica en la primera cita.
Diez regalos para Navidad.
Diez destinos en la costa uruguaya.
Pelé, Messi, Platini y el mejor de todos. El Diego. El D10s.
Diez años.
Y entonces acá volvemos a preguntarnos.
¿Qué puede pasar en diez años?
En diez años se pueden completar una carrera y un posgrado.
En diez años se puede escribir un libro. O diez. O veinte. Depende de lo pretencioso que uno sea.
En diez años se puede ser campeón de acá, de América o del mundo si uno es un equipo grande. También se puede uno ir al descenso si es un equipo chico.
En diez años se puede comenzar una trayectoria y consolidarla. O destruirla.
En diez años se pueden formar dos tres o cuatro promociones de estudiantes.
En diez años se puede pasar de embrión a feto a niño a preadolescente a adolescente a adulto a anciano a leyenda, depende del momento en que te agarre.
Hace diez años podía también comenzar una parte de un sueño.
Un sueño áspero y genial.
Un sueño feroz y sutil.
Un sueño a construir cada día.
Un sueño dentro de otro sueño que ya venía y que siguió.
Un sueño que todavía es.
Un sueño compartido por cinco más.
Tres ya habían llegado. Uno vino después. El otro apareció todavía más tarde desde más allá del mar.
Diez años.
Feliz cumple Nazareno, y que siempre seas un poco más feliz.

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