Buenos días.
Buenas tardes.
Buenas noches.
Te
toca a ti amable lector elegir el saludo que mejor se acomoda a la hora en que
comiences a conocer la historia que te voy a contar, la historia de Maese
Pipistrilo diestro en la palabra y de Maese Papastrufo ducho en los colores, de
por qué se enfrentaron con el monstruo Juan Burgueño, el terror de las
salchichas, de cómo se dieron los hechos y del final que tales héroes tuvieron.
Historia
que yo, el gran Kramerius, maestro en el arte de la narración tendré el placer
de compartir contigo, y que comienza de la siguiente manera.
Se
inicia el cuento a esa hora en la que los niños deben estar ya durmiendo,
descansando a la espera de que un nuevo día de duro aprendizaje en la escuela.
Maese Papastrufo ducho en los colores creyó escuchar en las cocinas del
castillo voces, pasos y gruñidos. Inmediatamente procedió a despertar a Maese
Pipistrilo diestro en las palabras al grito de ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HAY UN MONSTRUO EN LA COCINA !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
a lo que su compañero respondió DHAKJHIUBWNUJNJUWBXÑUWDA¨_NX.
Maese
Papastrufo ducho en los colores se dio cuenta de que las palabras no serían
suficientes para despabilar a su hermano, por lo que resolvió sacudirlo. Nada.
Sacarle las sábanas de encima. Nada. Pegarle un soplamocos en la cabeza. Nada.
Tirarle del pelo. Nada. Maese Papastrufo ducho en los colores pensó que debía
ser un poco más drástico, por lo que tomó por la cola al famoso Michi, mascota
y escudero de tan célebres caballeros, y lo arrojó a la cabeza de Maese
Pipistrilo quien, como diestro que era con las palabras, se levantó al grito de
TE VOY A REVENTAR NO TE VA A SALVAR NI HARRY POTTER.
Mucho
le costó a Maese Papastrufo ducho en los colores calmar a Maese Pipistrilo
diestro en las palabras, pero finalmente lo logró.
-Hay
un monstruo en la cocina.
-No
te creo.- Respondió Maese Pipistrilo.
-En
serio te digo.
-No
te creo.
-Vamos
a ver.
-Noooooooooooooooooooooo.
-Daleeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
-Tengo
sueño.
-Dale
cagón.
Pocas
cosas molestaban más a Maese Pipistrilo diestro en las palabras que lo tildaran
de cobarde, así que calzó sus pantuflas y acompañó a su hermano en medio de la
penumbra.
Al
llegar a las cocinas vieron al Monstruo Juan Burgueño sentado en el suelo, con
una gigantesca fuente en sus rodillas, comiéndose las salchichas que habían
sobrado de la cena.
Maese
Papastrufo ducho en los colores contaría después que el Monstruo Juan Burgueño
se presentó a sí mismo como el terror de las salchichas. Dijo también que el
tal sujeto medía como tres metros, tenía la cabeza ovalada cubierta de pelo
verde, una gigantesca nariz llena de mocos, una camiseta amarilla, unos pies enormes
y muy malolientes y una cola como de mono que llegaba hasta la puerta del
castillo. Dijo además que tenía aliento a puma y que comía con la boca abierta.
Maese
Pipistrilo contó que no se asustaron ni un poquito con el Monstruo Juan
Burgueño, y que le dijeron MONSTRUO FEO Y APESTOSO RAJÁ DE ACÁ, y que le
tiraron del pelo y le hicieron un nudo en la cola y que le pegaron cincuenta patadas
en el culo cada uno.
Por
último dijeron los hermanos que, al intentar huir, el monstruo Juan Burgueño
había roto la fuente de cristal preferida de la reina Saturnina de Severa
Apariencia y Corazón Justo, a la sazón madre de nuestros héroes.
Cuenta
la leyenda que la Reina Saturnina
de Severa Apariencia y Corazón Justo no creyó la versión de Maese Pipistrilo
diestro en las palabras y de Maese Papastrufo ducho en los colores, por lo que
fueron condenados a lavar los platos del castillo durante una semana entera,
los siete días completos.
Y
a la noche también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario